6 de enero de 2008

Obsesion

Voy al mismo ritmo que marcan tus zapatos y aunque la lluvia nos acompaña esta noche aumentas la velocidad al saberte seguido por mi, el camino cambia su textura, piedras y tierra se han convertido en mi nuevo obstaculo, pero algo tan minusculo no lograra que te pierdas de mi vista, te detienes en la esquina, mira de reojo y aun estoy en tu panorama, puedo sentir el odio en tus ojos, puedo entrar en tus pensamientos y veo con gran placer tus ideas maliciosas, alcanzo a descifrar tus planes, lo siento por ti, eres un caso perdido ante mis ansias de poseerte.
Despues de unos minutos consigo llegar hasta ti, me tiras del brazo aventandome contra aquella pared, siento un golpe seco y frio pero el dolor aun no llega, aprietas mi cuello tratando de asustarme y lo unico que has conseguido es avivar el brillo de mis ojos, me avientas contra el lodo y mi sonrisa no te permite ganar la batalla.
Mis piernas me ayudan para levantarme aunque muestran dificultad, aun tiemblan por ti, medias rotas y una falda rasgada, de nuevo intentas huir, se te olvido un detalle: aun me deseas.
Siento tu desprecio, siento tu culpa, y lo unico que esto provoca es mas calor en mi cuerpo, tus ojos... desgarran mi cuerpo... tus ojos.... penetran cada milimetro de mi mente... tus ojos.... solo me estremecen... me provocan...
Me muevo hacia ti, dejo mis manos libres y sin que te des cuentas estas atrapado, mis brazos son las cadenas que tanto temias, mi cuerpo te ofrece el calor que tanto deseabas y mis labios... el candado que no quieres romper...
Por un instante despiertas a la realidad, de nuevo me empujas y esta vez sueltas un nuevo golpe, mi cara presiente la inflamacion, ardor e impotencia pero el dolor no llega todavia, una risa burlona, una mirada traviesa y esta vez no huyes, observas, meditas e intentas explicarte como es que has llegado hasta aqui.
Que importa, sientes por fin una corriente calida, sientes que despiertas y unas minimas contorsiones gobiernan tu cuerpo, llevas tus manos a mi... se perciben suaves, fuertes, tibias... y me has contagiado tu contorsion; exploras, visitas lugares nuevos y otros que te traen viejos recuerdos, quitas obstaculos mientras brindas placer, te mueves con agua de rio.
Tu odio y mi deseo se funden en un solo sentimiento, bailando al ritmo que nuestro cuerpos unidos marcan, de pronto las paredes estorban y el piso nos invita, el lodo y basura ofrecen apoyo y su crujidos son la musica que nos aviva, aprietas, golpeas, muerdes y me comes, te domino, me siento en ti, y el mundo de repente estorba.
Viajamos por unos minutos a mi mundo de placer, volamos, soñamos, bailamos junos la misma pieza, vimos los mismos colores en un mismo tiempo y luego la lluvia ceso, nuestros cuerpos aun humedos de pronto se rechazaban, mi mente estaba complacida y tu mundo se lleno de culpa.
Si te dejaste llevar, logre conquistar tu mente por un instante y esa pequeña derrota te duele, tu orgullo siente quemarse y la mirada que te regalo como agradecimiento es como limon en carne viva, mi deliete simplemente te aniquilo.
Despues de mi conquista me retiro como gato callejero, necesito relamer mis heridas, buscar nuevos rumbos, tal vez victimas nuevas, debo reunir mas sabores a mi coleccion, me voy, camino lentamente lejos de ti y otra vez siento tu mirada, el odio que sentias ya no me provoca nada mas que lastima de ti, verte ahi, tirado, usado por mi, como trapo con el que limpio mi casa, solo provoca sensaciones nauseabundas.
Pobre! mi obsesion por experiencias nuevas absorbio tu mente, se adueño de tu cuerpo y deshizo tu voluntad... Pobre!... uno mas para mi coleccion... Pobre de ti!... ¿que haras cuando se entere tu mujer?

5 de enero de 2008

Happy ending

Huir era lo unico que tenia en mente, abrazado a su hijo quien dormia placidamente se dio cuenta de que aun no sabia a donde llegarian, necesita un lugar para dormir y el hambre llegaria pronto, Dios proveera- meditaba mientras trataba de descansar un poco tambien.
Habia viajado desde San Francisco en autobus, el camino era aburrido para el pequeño de seis años y eterno para el padre, pero era lo que menos importaba, necesitaba alejarse de aquella mujer, esa persona que les habia hecho tanto daño, lo unico que le agradecia es haberle ofrecido aquel angelito que hoy descansaba inocentemente en sus brazos.
Cruzaron la frontera y el autobus tomo la carretera a Ensenada, el dia era gris y lluvioso, esta vez no podria disfrutar de la vista panoramica que ofrece esta ruta, sera en otra ocasion- penso mientras se envolvia en la unica chamarra sucia que llevo como abrigo.
Juanito abrio un poco los ojos, abrazo a su padre y volvio a dormir, envuelto en una cobija, se podia ver que estaba calientito y comodo, se antojaba acurrucarse con el, padre e hijo, protegiendose uno al otro, caminando juntos a un destino aun desconocido, solo sabian que ya no deseaban vivir en el ambiente que su madre les habia ofrecido.
El camino empezo a dibujar unas cuantas curvas con un asfalto podrido por el tiempo y el lodo que la lluvia hacia ondular en el mismo, nadie se dio cuenta de la velocidad a la que viajaban, el clima se prestaba para dormitar durante el trayecto, empezaron a subir, la zona del mirador se apreciaba en la cima y Santiago alzo la vista un poco, andar por este rumbo siempre le causaba un poco de miedo sin saber el motivo, la verdad es que no es una zona peligrosa, y manejando con moderacion puede ser hasta placentero transitar por aqui, llegaron a lo mas alto y desde su ventana semiopacada por su fetido aliento pudo observar una embarcacion a lo lejos, bajo un poco la mirada y solo veia la linea que señalaba la posible caida del transporte, los demas pasajeros estaban cada quien en su mundo, unos dormian, otros comian, y una pareja al final del pasillo hacia un intento inutil por esconder entre una cobija sus gestos lujurientos, el chofer buscaba una estacion de radio, pero que raro, aqui no se escucha nada- penso Santiago.
La lluvia seguia cayendo con un ritmo somnifero, provocando la formacion de unos minusculos arroyos entre las grietas de la carretera y a las orillas de esta, arrastrando consigo piedras, hojas y un clavo atorado a un pedazo de madera arrojado por una camioneta llena de basura que paso hace un par de horas por aqui, el clavo siguio un camino lleno de obstaculos, bailando alrededor de ellos hasta llegar y terminar atorado en un grieta en medio del carril, el pedazo de madera lucho por salir y solo consiguio atorarse aun mas, el clavo quedo bellamente erecto, mostrando su polo mas afilado a la interperie, una gota de agua se pego a el y bajaba lentamente, dibujando su figura, dandole un brillo malicioso.
Como podia el chofer captar este minusculo riesgo?, desde lo alto de su asiento, solo se preocupaba por seguir las curvas y rectas que marcaba el camino, y empezo el descenso, en quince minutos mas estaria en el puerto, bajo un poco la velocidad, mientras tanto Santiago alcanzo a ver el letrero que anunciaba la zona por la que transitaban "Salsipuedes", vaya nombrecito- penso, y escucho una pequeña explosion, una de las llantas viejas habia sido penetrada por aquel clavo viejo atorado en medio de la carretera, el chofer hizo un intento en vano por frenar el autous, lo que solo provoco que este se virara hacia su lado derecho, no pudo sostenerlo mas y los pasajeros empezaron todos a salir de sus asientos, la sensacion de caida libre y las vueltas que el camion daba mientras se dirigia al fondo hicieron que entre las personas que estaban a bordo se mezclaran, contorsionaran, Juanito y su padre se amarraban entre si, sus manos apretaban con tal fuerza que los nudillos blancos de Santiago parecia que reventarian en cualquier momento, un golpe en la cabeza de Juanito, una pierna rota de Santiago y la sangre empezo a fluir mientras seguian cayendo, la mezcla de liquidos corporlaes ofrecia un ambiente abstracto mientras los cuerpos flotando solo ofrecian una fiesta surrealista, el golpe final y estaban en el fondo del precipicio, a unos metros apenas de caer al agua.
Santiago y unos cuantos mas estaba concientes, muchos huesos rotos, incontables heridas y liquido bermellon saliendo de todas partes, imposible saber a simple vista la magnitud de las laceraciones, tomo a Juanito en brazos y con la pierna que aun podia usar intento varias veces romper el vidrio, uno, dos golpes y hasta el tercero logro su cometido, se arrastro entre piedras, lodo y miembros perdidos, logro llegar un poco mas arriba de donde habia caido el autobus, aun podia escuchar los gemidos de los pasajeros, pero a el solo le importaba despertar a su hijo, lo sacudio, le llamaba por su nombre, lo recosto en el lodo, revizo su cuerpo, estaba entero, piernas, brazos torax totalmente ilesos, pero no despertaba, la desesperacion empezo a llegar a el, de nuevo tomo en brazos a su hijo, la lluvia fria no cesaba y fue ahi que sintio la vida escaparsele a su angelito, un liquido tibio corria por su brazo, un liquido que manchaba su chamarra de rojo, un liquido que provenia de la pequeña cabecita del niño, la unica herida que tenia, era ahi, en su craneo, una herida que le llevo a un sueño eterno, a descansar tranquilo entre la lluvia y cobijado por los brazos de su padre.
Desesperacion, enojo, impotencia, llenaron el estomago de Santiago, las lagrimas se perdian con la lluvia, apretaba contra su pecho el cuerpo inerte de su hijo, lloraba y gritaba, el solo queria llevarse a su hijo a vivir lejos de la infelicidad, queria poder disfrutarlo, verlo crecer, convertirlo en una buena persona, solo queria darle todo lo que el no tuvo y en ese intento, lo llevo a la muerte, culpa, fue el sentimiento que siguio a sus lagrimas, penitencia fue lo que su mente pedia, recosto a su hijo a un lado, acomodo su ropa, y tomo un pedazo de vidrio que habia quedado perdido por ahi, una incision transversal en la muñeca de su mano izquierda, otras mas en la mano derecha y solo se acurruco con su hijo, solo queria descansar con el, dormir y soñar juntos, el liquido vital salia poco a poco, mezclandose con el lodo, mezclandose con la sangre de su hijo, dejando un rio, marcando el camino hacia el mar, hacia un sueño... hacia un descanso.... hacia una felicidad eterna.

2 de enero de 2008

Los brillos sonrientes y psicodélicos del anillo de Ronnkelt contrastaban con la oscuridad de sus prendas victorianas y con la palidez de la piel tersa y acartonada de sus manos. Ópalo. Esa piedrecilla australiana que cautiva los ojos de los codiciosos y enloquece mentecillas débiles. Sophie no dudó en admirarlo al encontrarse con él. Lo observó de pies a cabeza haciendo una pausa viciosa en aquella mano izquierda poseedora del único rasgo de grandeza. Se encontraba ahí, dentro del palacio decadente de Ronnkelt, encajado en la colina más alta de la región más gris de la enorme isla-continente. Portones de alturas descomunales y sus rechinidos podridos y melódicos, un montón de piedras hacinadas, ennegrecidas por la mugre y la sangre de sus visitantes y enmohecidas por la mano del tiempo. Ronnkelt, un vampiro australiano que había aprendido el glamour patético de la aristocracia europea, había asido los gustos excéntricos y sobrecargados y los combinaba con el abandono y el descuido. Uno frente al otro, sus miradas enarbolaban leyendas de desdén, que apenas se leían en la penumbra envolvente, interrumpida por velas agónicas. El murmuro de las gotas hídricas que besaban los ventanales parecían formar un compás marcado y seductor. Sophie escuchaba el latido de su corazón, Ronnkelt no podía, su artefacto propulsor de líquido carmesí estaba inmerso en un descanso continuo desde siglos atrás. El agua y su azote contra el vidrio alteraban el ritmo circulatorio de Sophie, un golpe, un latido, un golpe, un latido, millones de golpes y el intento cardiaco por seguirlos, golpe, latido, golpe, latido. Una extraña convulsión rítmica se apoderó de su cuerpo, parecía posesa por entes dancísticos. Violines y percusiones surgieron para acompañar sus movimientos vívidos, y a su mirada pícara. Los roces entre ambos cuerpos nacieron con la unión de la pasión desbordante de ella y el estoicismo mórbido y natural de él. Los músculos de su espalda y cuello se encontraban tensos, el golpeteo frenético de su corazón había resaltado sus arterias, brincaban. Se asomaban burlonas por instantes y se escondían de prisa, con la coquetería que mostrase una hermosa niña tímida. Todo coexistía a un tiempo, la lluvia, los vidrios, el latido, los movimientos, la pasión, el estoicismo, las miradas y el vaivén sanguíneo. Todo en un tiempo, pero con espacios invisibles. Los colmillos fueron el director de la orquesta, su acción incisiva logró que las existencias separadas se fundieran en una. En un instante los latidos, los golpes, los movimientos, las miradas, los violines, el coqueteo sangriento, existieron juntos causando la ruptura estridente de los ventanales. La unión de los amantes se había consumado, la sangre apasionada de Sophie corría por el cuerpo de Ronnkelt, mientras su estoicismo penetraba a través de sus afilados colmillos. Ella desfallecía, los ojos de él brillaban con un tono malva, al tiempo que los millones de agudos fragmentos de cristal flotaban a su alrededor, ahogados en una caída eternizada.

Escrito por Dralí, unico escritor que ha captado a Sophia.