Mi panteon, mi escondite

Justine fue mi acompañante en aquel dia, maneje sin rumbo por una hora, perdida en el trafico de la ciudad, estaba aburrida, tal vez cansada, con movimientos de cabeza idiferentes decia "no" a los niños que querian limpiar el vidrio de mi carro, ¿para que dejarlos? si lo que yo buscaba en ese momento era cerrar mis ojos ante una ciudad que daba asco, en el fastidio mi vista se fue hacia el asiento del pasajero, ahi estaba el Marques, esperando a que por fin tuviera tiempo para viajar entre sus mas retorcidas ideas y debajo de el, dormia Huxley, habia intentado en vano asomarse, queria mostrarme la posibilidad de un mundo feliz, levante la mirada un poco y un espejismo me sedujo, sali del trafico virando a la derecha, estacione el carro, tome los libros y camine con ellos en mi brazo, podia avanzar con ojos cerrados, respirar y olvidarme de que este mundo esta podridamente perdido, me fui hasta el ultimo rincon y ahi estaba el lugar perfecto para leer, me invitaba a sentarme, recargarme en su cruz, escondiendo la identidad de quien ahi dormia, indecisa aun si perderme en una idea utopica o en una fantasia pertubardora opte por recostarme y solo disfrutar del momento, mi cuerpo cubria lo largo de aquella superficie, mi cabeza estaria a la misma altura que el craneo de la persona que ahi reposaba, cerre mis ojos, me deje acariciar por la brisa de la tarde y, el murmullo del viento bailando entre flores muertas termino por arrullarme, medite, viaje, descanse, platique con mis antepasados, disfrute del escenario que estaba dispuesto solo para mi, senti un cosquilleo, algo caminaba sobre mi pierna, me saco de mi viaje pero no abri los ojos, deje que aquel insecto viajara en mi, visito piernas, vientre, llego a mi parpado derecho urgaba en mi cabeza, que tal vez le parecio nada interesante, se fue sin decir adios.

Abri mis ojos y el tiempo habia pasado, luces diminutas en una manto negro me indicaron la hora, sin animo de moverme recorde la cita, llegaria tarde, o tal vez no llegaria, perdi control de mi cuerpo, no pude lograr que se levantara, me resigne a seguir tirada en aquel rincon, perdida del mundo, escondida de reglas absurdas, de ideas estupidas y perdicion, apague mi celular, tire mi reloj, acomode una piedra como almohada y me resigne a dsfrutar de mi soledad y del vacio exquisito que ese lugar me ofrecio.